10 Razones para tener un perro… o no

¿Estás dispuesto a incorporar un cachorrito a tu vida? ¿Has estudiado todas las razones que te llevan a quererlo? Para que tu decisión sea firme, te damos las 10 razones para tener un perro más importantes, y ‘ponerlo’ en tu vida o no …

Claves para tener un perro

En el momento en que nos planteamos adquirir o adoptar un cachorro para que forme parte de nuestra existencia, todo un cúmulo de ideas nos aparecen.

Algunas son propias; otras, sin duda, nos las ofrecen nuestros allegados, cada uno con su opinión al respecto. Posiblemente cedamos al instinto y nos enamoremos del primer perrito que nos aparece a la vista. También es posible que nos lo tomemos con más calma y nos documentemos o consultemos con especialistas.

El caso es que estamos con la idea cercana de que un cachorro forme parte de nuestra vida.

Una decisión que jamás debe ser tomada a la ligera. El cachorrito crecerá, y se transformará en perro o perrazo. Los problemas, sencillamente, crecerán con él.

Y se verán afectados aspectos de nuestra vida que jamás consideramos.

¡No te lances al vacío!

La consecuencia de que no hayamos tenido suficiente previsión sobre el tema la tenemos en nuestras calles, parques y carreteras, con numerosos canes deambulando sin rumbo o expuestos (y exponiendo) a peligros en su entorno. Y las cifras de abandono continúan ahí. Seguramente, todos estos perros fueron tiernos cachorros en los que alguien se fijó con una noble intención. Por ello, nunca dejaremos de insistir en la importancia de PENSAR en lo que va a suponer un nuevo cachorro en casa. Y para ello hemos elaborado este test: los 10 factores que debes considerar antes de decidirte a tener un perro.

Terminado el autoanálisis, si el resultado ha sido satisfactorio, ¡adelante!. Sin duda disfrutarás de tu nuevo cachorro. Pero seamos también honestos si no vemos las cosas claras. No hay ninguna deshonra en una retirada a tiempo. Y el bienestar de los animales, y el tuyo propio, lo merecen.

1. LA DECISIÓN ES DE TODOS

Igual que sucederá con cualquier otro ser vivo que pase a formar parte de la casa, la adopción de un cachorro influirá en la vida del resto de los habitantes. Todos han de estar de acuerdo en el tema.

Sería un arduo problema si a unos les parece bien y a otros no. Es una nueva vida en el entorno inmediato, con alegrías y también con sinsabores. Todos deben ser conscientes de ello.

2. RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS

¿Qué quiere decir esto? Puede que el joven cachorro vaya a pertenecer solo a una persona, pero el resto deberán colaborar en que su vida sea apacible y organizada. Lo ideal es que cada persona de la casa tome su parte de responsabilidad, pero si esto no es posible, al menos todos los integrantes deben ser conscientes de cómo afectará a sus vidas, y de cómo maniobrar para que la convivencia sea más fácil.

3. PLANIFICACIÓN

Lo primero con que nos encontraremos es que los tiempos de nuestro día tras día van a cambiar.

¿Por qué razón? Porque no hablamos de un jarrón o de un mueble decorativo. Ni basta tampoco con echarle pienso y agua. El cachorro demandará una atención periódica para su bienestar… y para el nuestro. El que se desarrolle apropiadamente y no de más problemas de los necesarios, dependerá del tiempo que le dediquemos y también lo que interactuemos con él. Educación, juegos, higiene, sociabilización… Todo ello supondrá un tiempo que hemos de estar dispuestos a emplear.

4. PRECISIÓN Y FLEXIBILIDAD A PARTES IGUALES

Pueden ser 2 conceptos que no parezcan contradictorios, pero vamos a explicar el por qué de su empleo aquí. El que incorporemos un perrito al hogar supondrá que tenemos que organizar su higiene, ya que viene todavía sin instruir (habitualmente), y mientras adquiere unos hábitos y reglas, seguramente sucedan pequeños «accidentes»… Aquí es donde interviene la flexibilidad en nosotros. Debemos tener claro que convivimos con un animal, no con un peluche.

Algún rastro de pelos, un eventual babeo (o habitual según la raza), no deben desestabilizarnos. Quizás en ello está también su encanto.

SE SINCERO CONTIGO MISMO, ANALIZA SERIAMENTE SI ESTÁS PREPARADO PARA TENER UN CACHORRO.

5. ¡CÓMO COME!

Recordemos: de la calidad de los alimentos que demos al cachorro, sobre todo en los primeros meses, va a depender el que crezca apropiadamente y padezca los menores problemas a nivel de articulaciones, aparato digestivo, piel, etc.

El pienso cuesta dinero y tenemos que estar dispuesto a realizar el desembolso oportuno.

6. ÉL Y SUS AMIGOS

Quizás en la casa podamos aislar al animal, pero una vez que salimos con él al exterior, es lógico que el perro interaccione con sus congéneres. Y esto puedo suponernos muchas alegrías, pero también ciertas dificultades: carreras, ladridos, juegos desbocados, en ocasiones enfrentamientos, pequeños accidentes… Debemos estar dispuestos a encarar con dinamismo este tipo de situaciones, puesto que el animal también deseará divertirse con sus «amigos».

O enfrentarse al «chulo» del distrito. Un universo canino que debemos conocer e interpretar.

7. UN PRESUPUESTO PARA ÉL

Podemos pensar que en la vida de nuestro cachorro solo estamos él y nosotros. Sin embargo, y si no tenemos mucha experiencia, aprenderemos a conocer y tratar a un buen número de profesionales que orbitan en torno a la vida del cachorro. Y es mejor que confiemos en ellos, ya que sin duda nos sacarán de más de un problema. Debemos, pues, estar preparados para todo lo que supongan visitas de consulta o de vacunación, sesiones de acicalado, recortes de pelo, seminarios de educación si queremos que sea un perro de provecho… Y algún eventual aprovisionamiento de chuches, ¡para ganarnos su confianza en momentos complicados!

8. LOS VECINOS Y LA COMUNIDAD

Como hemos dicho, el nuevo cachorro se desenvolverá en un entorno. Y como parte de ese entorno, debemos pensar a priori en las personas más cercanas a nuestra vivienda. Los que viven encima, los que viven debajo, el vecino de enfrente, el portero… Para la comunidad, independientemente de que sea o no amante de los canes, el perro puede ser una fuente potencial de problemas: ladridos, lloros, suciedad, atracción de otros perros.

Habrá que considerar cómo va a influir en ese entorno nuestra nueva adquisición. Ponernos en el lugar de los que verán al cachorro desde fuera.

9. CUANDO TODO SE ACABA

Aquí entramos en todo lo que se contrapone a la visión dulce y juguetona del cachorro. Porque estos factores son parte de la propia vida, debemos considerar que no todo será positivo. Las enfermedades que puede sufrir el animal, los cuidados que necesitará (a veces largos, caros y tediosos), las posibles secuelas de las patologías. O incluso los desenlaces funestos.

Todo esto debemos pensarlo y considerarlo en su justa medida, pues en situaciones complicadas es cuando se pone a prueba el auténtico compromiso del propietario.

10. SIEMPRE RESPONSABLE

Quizás todo lo anteriormente citado se puede resumir en este concepto. Debemos ser conscientes de que la responsabilidad del animal pasará por nosotros. Su bienestar, su educación, sus gastos, los eventuales problemas que puede ocasionar a terceros, el buen desarrollo de su personalidad, su salud o enfermedad. De todo ello debemos tener claro que somos los principales responsables, y tener la voluntad de organizarnos lo mejor posible para hacerle feliz a él… Y a nosotros.

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