El Test de Campbell nos sirve para intuir las tendencias de comportamiento futuras de nuestro perro, observando su temperamento como cachorro y previniendo posibles problemas de conducta en su vida adulta.
Empezando por el principio, ¿quién es el tal Campbell?
William Campbell es un psicólogo americano especializado en el estudio del comportamiento del perro y de las relaciones perro-hombre, creó una serie de pruebas para descubrir y seleccionar los comportamientos individuales de los cachorros. En este trabajo invirtió ocho años, en los que experimentó con más de 100.000 perros de todas las razas, publicando el resultado de sus investigaciones en “Behavior problems in dog”. Las primeras experiencias de estos textos realizadas en Francia dieron un resultado notable, coincidiendo con las observaciones y experiencias de criadores, administradores y otros especialistas.
Un examen para tu cachorro
Estamos seguros de que vas a tener el «mejor cachorro del mundo» y pronto verás que para ti será el «más inteligente». Pero, ¿sabes evaluar si tu cachorro va a ser lo que esperas de él? Una excelente herramienta para elegir un cachorro de entre el conjunto de hermanos de una camada es el denominado test de Campbell.
El carácter de un perro adulto ya está presente en tu cachorro y su manera de comportarse socialmente depende de varios aspectos, tales como la atracción social, su querencia por el amo y la aceptación de su de liderazgo que le llevan a seguirle, su dominancia social y dignidad, etc.
Naturalmente este test no es una receta mágica ya que en el posterior desarrollo del animal influirán de manera fundamental condicionantes como la educación, el medio ambiente en que se desarrolle, su relación con los propietarios, la convivencia con otros perros, etc. Pero si servirá para conocer el potencial del cachorro que nos llevamos a casa.
El conjunto de las cualidades y defectos de nuestro perro no nos será desvelado hasta que el sujeto alcance la edad adulta, por lo que la adquisición de un perro joven es siempre bastante insegura. Sin embargo, una gran cantidad de cuestiones pueden ser contestadas con el test de Campbell, ya que nos permite clasificar los cachorros y determinar qué tipo de amo les será más apropiado, así como a qué funciones específicas se adaptará mejor el perro.
Cuando adquiramos un perro no debemos limitarnos a que sea de una determinada raza, pensando equivocadamente que su aptitud para integrarse en la vida familiar y social vendrá dada por añadidura, creyendo que ésta es una cualidad más propia de la raza del individuo, cuando en realidad las aptitudes innatas para convivir corresponden al individuo antes que a la raza.
Si ambos padres tienen un buen historial como perros sociables, equilibrados y no conflictivos, el potencial genético del cachorro en cuanto a su inteligencia social será muy superior que aquel otro cachorro cuyos padres fueron un fracaso.
Esto tan elemental y que todos conocemos se nos olvida con cierta frecuencia. Luego vienen los desengaños y el tratar de paliar las diferencias del perro con métodos de adiestramiento que no pueden sacar de donde no hay.
Pero si el comportamiento de nuestro perro en función de sus dotes genéticas nos deja poco margen para modificar su conducta, sí podemos por el contrario actuar sobre su inteligencia variable, aquella que aúna la capacidad de aprender y el almacenamiento de conocimientos adquiridos, en definitiva, los procesos mentales que se producen en el cerebro del perro.
Las condiciones medioambientales en que se desarrollan los primeros años de vida de un perro le dejan una profunda huella que marca todo su futuro.
Aumentar la inteligencia de un perro es crear un programa de enriquecimiento desde la edad de cachorro. Que esté suelto por la casa, el patio o el jardín, que nos acompañe en todas aquellas ocasiones en que sea posible. Que se relacione y juegue con otros perros de todas las edades los someten a estímulos nuevos en condiciones seguras. Si admitimos que cuanto más aprende un perro más desarrolla su inteligencia, comprenderemos que enseñar es algo más ambicioso que el estricto adiestramiento.
El aprendizaje no siempre requiere instrucciones formales. Muchas veces olvidamos que para relacionarnos con nuestro perro utilizamos la palabra y que todo adiestramiento futuro irá acompañado de órdenes verbales.
Si en la vida cotidiana procuramos enriquecer el vocabulario de nuestro perro, de aumentar el número de palabras que es capaz de interpretar, estaremos dando un paso de gigantes que agradeceremos el día en que comencemos su adiestramiento.
El aprendizaje de un comportamiento en el cachorro está en función de las consecuencias positivas o negativas que tuvo para él. El castigo hace que el perro evite ese comportamiento, el premio lo refuerza. Cuando es todavía un cachorro, evita las largas sesiones de educación, que no hacen otra cosa que extenuarlo y entorpecer su capacidad de concentración.
Te proponemos que seas tú el examinador de tu cachorro y que compruebes que calificación saca tras realizar el test de Campbell.
El test de Campbell
Para realizar este test debemos cumplir escrupulosamente las siguientes condiciones:
- Examinará al cachorro una única persona, no importando que el cachorro la conozca o no.
- El cachorro tendrá siete semanas justas.
- El examen será individual para cada cachorro y manteniéndolo aislado.
- El recinto en que se realice el test será tranquilo, sin ruidos ni la presencia de objetos que puedan distraer al cachorro.
- El test se realizará sin preparación previa del cachorro y en ningún momento de su desarrollo se le felicitará o animará.
- El test debe practicarse una sola vez sobre cada cachorro y empleando en la totalidad de las cinco fases pocos minutos para no producir cansancio en el animal.
PRIMERA FASE
Atracción social
Colocamos al cachorro en el centro de la habitación y nos alejamos de él unos cuantos pasos en dirección contraria a la puerta de entrada.
Seguidamente nos agachamos y llamamos su atención tocando las palmas con suavidad.
El modo en que el cachorro acude a nuestra llamada denotará su grado de atracción social, su confianza o independencia.
Respuestas del cachorro
A. Acude con prontitud, mostrando el rabo en alto, con alegría, dando saltitos y nos mordisquea las manos.
B. Acude sin dificultad, la cola en alto y nos golpea las manos con una pata.
C. Acude sin dificultad, pero con la cola baja.
D. Viene titubeando y duda antes de acercarse.
E. No acude a nuestra llamada.
SEGUNDA FASE
Siguiendo al amo
Nos colocamos de pie junto al cachorro, con el animal situado a nuestra izquierda, y comenzamos a caminar despacio asegurándonos de que se da cuenta de nuestra partida.
Esta prueba nos permite conocer el grado de independencia del cachorro.
Respuestas del cachorro
A. Nos sigue sin dificultad, la cola en alto, mordisqueándonos los pantalones o los pies.
B. Nos sigue sin dificultad, con la cola en alto, pero sin mordisquear.
C. Nos sigue sin dificultad, con la con la baja.
D. Nos sigue titubeando, con la cola baja.
E. No nos sigue o se aleja hacia otro lugar.
TERCERA FASE
Obligación
Colocamos al cachorro en el suelo, tumbado sobre su espalda y sujetándolo con nuestra mano sobre el pecho, lo mantenemos así durante 30 segundos.
Afectar esta postura o rechazarla nos dirá su grado de dominancia o sumisión social y su capacidad para aceptar una dominación física.
Respuestas del cachorro
A. Lucha enérgicamente por liberarse, se debate e incluso llega a morder nuestra mano o gruñe.
B. Lucha vigorosamente por liberarse.
C. Tras una leve resistencia se queda inmóvil.
D. No hace ningún esfuerzo por liberarse y lame nuestra mano.
CUARTA FASE
Dominancia social
Agachados junto al cachorro le golpeamos suavemente en la parte superior de la cabeza, deslizando la mano hacia atrás a lo largo de la columna vertebral Y acariciándole a continuación a contrapelo sobre la misma región durante 30 segundos.
Los perros muy dominantes intentarán mordernos la mano, en tanto que los independientes tratarán de escapar.
Reacciones del cachorro
A. Brinca, muerte, gruñe.
B. Salta y nos golpea con las patas.
C. Se revela, pero nos lame las manos.
D. Se coloca boca arriba y nos lame las manos.
E. Se aleja de nosotros y no vuelve.
QUINTA FASE
Dignidad
Nos situamos detrás del cachorro y con las manos cruzadas bajo su tórax le levantamos ligeramente de modo que sus patas no toquen el suelo. Lo mantenemos en esta posición 30 segundos. El cachorro se siente dominado, sus reacciones nos permitirán saber su grado de aceptación de la dominancia social.
Respuestas del cachorro
A. Lucha enérgicamente y trata de mordernos al tiempo que gruñe.
B. Lucha enérgicamente.
C. Se debate levemente y termina calmado lamiendo nuestras manos.
D. No se mueve y lame nuestras manos.
ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS OBTENIDOS EN EL TEST
Dominante agresivo
DOS “A” CON ALGUNA “B”
Nos encontramos ante un perro de carácter muy fuerte, al que habrá que tratar con cuidado para que no se revele, evitando los castigos físicos que solo incrementarían su agresividad.
No es aconsejable para convivir con niños. Estos cachorros educados con firmeza, pero sin brusquedades, se convertirán en extraordinarios perros de guarda y defensa.
Son aconsejables solo para aficionados con mucha experiencia en el trato con perros y conocedores de la psicología de la especie canina.
Dominante
TRES O MÁS “B”
Estamos ante un cachorro dominante y que tratará de que se le toleren todos los caprichos. Si lo hacemos puede convertirse en un perro insoportable. Tiene que ser educado con firmeza, pero con gran dulzura. No es aconsejable para convivir con niños.
Equilibrado
TRES O MÁS “C”
El perro ideal para integrarse en un hogar que precise un animal con temperamento pero sin agresividad. Se convertirá en un adulto obediente y equilibrado, ni muy agresivo ni demasiado sumiso. Puede convivir tranquilamente con los niños.
Sumiso
DOS O MÁS “D” CON UNA O VARIAS “E”
Animal muy susceptible, al que afectan las regañinas. Necesita mucho cariño.
Si le hablamos autoritariamente podría orinarse por sumisión. Necesitará que le infundamos confianza en sí mismo.
Puede morder por miedo si se siente acorralado.
Sensible y muy cariñoso, puede convivir con niños.
Independiente
DOS O MÁS “E”
Cachorro muy difícil de educar, que hará siempre lo que le venga en gana. Puede atacar y morder a su propietario si éste se muestra muy dominante o le castiga en exceso, e incluso puede volverse extremadamente feroz. Solo deben tratarlo personas que tengan gran experiencia en la educación de perros. No es nada recomendable para convivir con niños.
Necesita una nueva oportunidad
En algunos casos nos encontramos con unos resultados de tipo mixto, por ejemplo una «A», una «B», una “C”, una “D” y una “E”, lo que significa, que no hemos realizado bien el test o no hemos sabido interpretar las reacciones del cachorro. En casos como éste podemos realizar nuevamente el test en el plazo de unas horas, pero variando el recinto en el que se ha hecho, y si es posible, también la persona que lleve a cabo la realización de la prueba.
Trabaja con tu cachorro
- Ofrece al cachorro la posibilidad de interactuar con otros perros.
- Pon a su disposición juguetes adecuados a su edad y necesidades.
- Inicia su educación a una edad temprana (3 a 5 meses).
- Déjale explorar su entorno, fuente de conocimientos.
- Enriquece su «vocabulario» enseñándole nuevas palabras asociadas a órdenes y objetos.
- Nunca utilices el castigo como arma educativa, genera miedo y dificulta el aprendizaje.
- Se liberal con el uso de premios, fortalecen las conductas positivas.
- Cuando le eduques ten en cuenta que varias sesiones cortas son mejores que una larga.