El abandono de perros parece cosa del ayer, cuando era común ver en los pueblos de las distintas comarcas perros abandonados, conocidos y a veces repudiados por todos los vecinos.
En los albergues de animales hay perros abandonados que han vivido tristes historias de maltrato. Se trata de víctimas anónimas, de unos dueños que no les han sabido querer y de una sociedad que les aparca y les desecha.
No obstante, gracias a los centros de recogida estos animales tienen una nueva oportunidad de ser adoptados y encontrar un nuevo hogar donde se les trate con respeto y cariño, pero la historia no siempre tiene un final feliz.
Conocer la historia de los animales que viven en los albergues es una forma de hacerlos visibles y combatir el rechazo y abandono al que fueron condenados. Estos animales tienen derecho a ser visibles y a que se conozca cómo han sido tratados, han peleado y salido adelante en las condiciones más duras. Sus historias son razones, y de mucho peso, para adoptar. Sus vidas hablan por sí solas, no hace falta poner calificativos a lo que se les ha hecho a estos animales.
Abandono de Perros en Madrid
Estos son los nombres de algunos de los animales que fueron recogidos en el albergue San Francisco de Asís de la Sociedad Protectora de Animales de Madrid y que pueden ser los de cualquier otro albergue: Pistón es un cruce de Teckel que tiene 7 años. Llegó al albergue en marzo del año 2011. Pistón estaba en mitad del campo, a las afueras de un pueblo de Toledo. Este perro padece parálisis en las cuatro extremidades y estaba muy deshidratado y anémico. Por su estado, debía de llevar varios días abandonado en esas pésimas condiciones. Pistón estaba identificado con microchip, por lo que en el albergue consiguieron localizar a su dueño, que no lo quería en esas condiciones y prefirió dejarlo en el albergue. Pistón se curó a base de luchar como un valiente y gracias al largo tratamiento que se le aplicó en el albergue. Según Jose Luis Torres, el veterinario del centro: «El animal comenzó a recuperar la movilidad de las cuatro extremidades poco a poco, lo que fue casi un milagro». Al poco tiempo se recuperó del todo y ha sido adoptado, por lo que tiene de nuevo una familia y una nueva oportunidad de ser feliz.
Cuatro cachorros de Bóxer son abandonados en una caja de cartón a la puerta del albergue, tienen cerca de los dos meses de edad. Su estado era lamentable: anémicos, llenos de parásitos, tanto internos (lombrices) como externos (pulgas y garrapatas), así como con deformaciones en las extremidades, porque tenían una grave desnutrición. Jose Luis Torres nos explica que «no creíamos que consiguieran salir adelante, pero afortunadamente y gracias a los cuidados recibidos durante varios meses, superaron sus problemas y hace poco, Kira, la más pequeña y débil de la camada ha sido adoptada».
Alicia y Quijote, una galga y un mestizo de pastor alemán son rescatados de una casa, donde compartían espacio con otros 13 perros y 7 gatos. Su dueño padecía síndrome de Diógenes y se dedicaba a coleccionar mascotas y basura. Alicia y Quijote compartían una de las habitaciones de la casa, donde estaban rodeados de excrementos. El estado sanitario de los animales era precario, pero lo más preocupante era su estado psicológico. Al vivir aislados tanto tiempo, tenían pavor por todo lo que no fueran otros perros. Tras trabajar con ellos se ha conseguido estabilizarles desde el punto de vista psicológico y están a la espera de ser adoptados por una familia.
Mori es una doguita de 3 años, vivió atada con una cadena a un radiador, sin que la hubieran soltado nunca. Apenas le daban de comer y vivía encima de sus propios excrementos. Cuando llegó al albergue se le notaban todos los huesos del cuerpo y estaba llena de llagas y úlceras. Consiguió reponerse contra todo pronóstico y gracias a un llamamiento que se hizo a través de los medios de comunicación, logró encontrar un nuevo hogar.
Historias de malos tratos
Cristina fue encontrada con casi dos años en el arcén de una carretera. Esta perrita tenía las extremidades traseras paralizadas y debido a la gravedad de la lesión no pudo recuperarse. Con una radiografía se comprobó que tenía una antigua lesión de fractura de fémur, que pudo ser consecuencia de un atropello o maltrato anterior. Cristina tenía una lesión renal grave, debido a los días que sufrió abandonada y malherida sin comer ni beber. Los veterinarios del albergue no pudieron salvarla y murió días después.
Casos anónimos
Este veterinario que vela cada día por el bienestar de los animales que llegan al albergue donde trabaja, comenta que además de todas las historias mencionadas con nombre y detalles, también hay que tener en cuenta las de los animales anónimos que a diario se utilizan en peleas clandestinas de perros, son atropellados en las carreteras, colgados de un árbol, tirados al río dentro de un saco, abandonados a su suerte por una enfermedad o porque son muy mayores o se les ata a un poste o a un árbol de por vida. Esos animales a los que porque no se les ve, se descubren tarde, por falta de recursos en las protectoras de animales, o porque los testigos de estos malos tratos e injusticias miran hacia otro lado, mueren y sufren solos y abandonados.
Las mil caras del abandono de perros que no debemos olvidar porque reflejan cómo nuestra sociedad considera y trata a los animales.
Muchos de los animales que viven en los albergues han sufrido malos tratos, atropellos y abandonos.